Caía la lluvia sin cesar, pero poco a él le importaba ya que caminaba, con su cabello negro al descubierto, bajo aquella lluvia invernal, yendo hacia ella, aquella chica que lo observaba, esperándolo expectante con su brillante pelo al viento aunque trataba en vano de refugiarse bajo el techo que le proporcionaba el edificio.
Ella le sonreía, se volvía loca cuando lo veía, su mente deliraba de alegría y sólo quería disfrutar del momento, de ese amor correspondido pero complicado. Pero él no lo sabía. Lo único que sabía era que tenía que elegir entre su novia y su nuevo amor... y siempre lo invadía la indecisión, la desesperación y la presión.
Él le sonrió también mientras procuraba que la vista de su novia no los encontrara, aprovechó y se le acercó acariciándole el rostro y demostrándole su afecto con ese pequeño gesto aunque quería decírselo en palabras porque ya había elegido. Pero el tiempo les jugó en contra y tocó el timbre de salida.
Del aula salió ella, su futura ex novia, buscándolo.
Fue un momento incómodo, se reunieron los tres, se saludaron como amigos y se fueron de la institución escolar, ella en dirección opuesta a la pareja.
Ella había notado que él quería decirle algo pero notó también su cobardía y su miedo ante su novia. Se había ilusionado con ese esperado e importante "te quiero" pero no lo había hecho.
Ella se dio vuelta para observar a su amor y este la estaba mirando. Se sonrieron como cómplices de ese amor que sentían, pasional y secreto. Y ella le leyó los labios que pronunciaban un: Te quiero a ti.
Y se fue con la sensación de que comenzaba una nueva y mejor etapa.